jueves, 10 de diciembre de 2009

"La corrupción argentina es algo que se encuentra en la misma gente"

Aunque con pasaporte español, Pablo T., nacido en la provincia de San Juan, a unos 1000 km al noroeste de Buenos Aires, es un inmigrante venido desde Argentina hasta nuestro paísSi algo le caracteriza a él y a su familia es la movilidad, y ya dentro de Argentina estuvieron hasta en tres provincias distintas: San Juan, Buenos Aires y San Luis.



José D. Valero.




Él y su familia más cercana, hastiados de las condiciones de vida de Argentina, decidieron mudarse a España en 2005 para iniciar una nueva vida, más próspera que en el país del corralito y dejando detrás a gran parte de su familia.

Pablo T. tiene 23 años y trabaja de diseñador web en una empresa de Madrid, aunque tuvo en Argentina empleos variopintos, algunos de informática o becario otros trabajos esporádicos, como relaciones públicas de discotecas, camarero, etc. Igualmente, como muchos argentinos, tuvo sus “aventuras con negocios ilegales, aunque, en sus palabras,  nunca nada demasiado grave y nunca tuve problemas con la ley.

Por motivos de confidencialidad y de su propia integridad, Pablo pidió expresamente que guardáramos su identidad en secreto, por lo que no se revelará su nombre completo.


José D. Valero (JDV): ¿Por qué viniste a España?

Pablo T. (PT): Principalmente para trabajar, aunque en Argentina estaba estudiando, desde que fue legal –a los 15 años- compatibilicé los estudios con trabajos de jornada parcial para poder ayudar en casa. En Argentina es muy complicado conseguir trabajo, especialmente difícil si pretendes trabajar de lo que estudiaste. Es increíble la cantidad de taxistas con títulos de ingenierías, periodismo, o incluso medicina.

JDV: ¿Te resulto duro adaptarte en España?

PT: No demasiado, todos mis abuelos y tíos abuelos son españoles, así que me crié escuchando cosas de como era en España y sus costumbres. Lo más duro al principio fue el que algunas palabras en Argentina tienen significados bastante diferentes - incluso algunas son casi insultos - y aquí eran palabras de uso común. También costaba un poco al principio el tema de los precios, cuando me pedían 1 euro por una Cocacola en mi cabeza era como si me estuviesen cobrando 4 pesos por algo que yo normalmente pagaba a 70 céntimos.
Otro punto de choque fue que el primer lugar que fuimos de España con intención de instalarnos fue Valencia, y ver muchas señalizaciones o carteles en valenciano me chocó, porque llegué a España desconociendo la existencia del catalán.

JDV: ¿Crees que España es un país con prejuicios al extranjero? ¿Has sufrido algún tipo de violencia racista?

PT: A mi me parece que España es un país con muchos prejuicios al extranjero pero que no los toman muy gravemente. Constantemente se me hacen bromas o comentarios acerca de "sudaca" o "panchito" y de estereotipos de Argentina con los que no solo no me siento identificado sino que muchas veces no había visto u oído en mi vida. La gente de normal tiende a mirar de otra forma a todo lo extranjero en este país, sea para bien o para mal.
Violencia como tal, no… lo que si he recibido comentarios despectivos de dependientes de tienda que si me oyen hablando con acento argentino pasan de atenderme o me atienden con mala cara.


JDV: ¿Qué es lo que cambiarías de la política española?

PT: Muchas cosas. La política bipartidista es negativa para un gobierno democrático, ya que si no te gustan ninguno de los dos partidos mayoritarios no tienes ningún otro grupo fuerte que votar.

JDV: Ahora, mirando a tu antiguo país de origen, ¿cómo percibes la política argentina?

PT: La política Argentina esta marcada por la corrupción y el populismo. El partido peronista es el partido mas fuerte, y se aprovechan de que al poner una foto de Eva Perón o de Perón en una papeleta el obrero medio vota sin pensar realmente a quién está poniendo en el poder. Como en Argentina el voto es obligatorio - si no votas te comes una multa y como figura en tu DNI si has votado en las elecciones, te suelen poner problemas para viajar si usas el pasaporte Argentino- , el porcentaje de votos en blanco o invalidados es altísimo. También tiende a pasar que los pocos partidos que proponen ideas buenas - como el plan económico de el político Lopez Murphy - se tienen que enfrentar al despliegue de medios y poder que ejercen los partidos mas grandes.

JDV: ¿Qué opinas sobre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner?

PT: Mi opinión de ella no puede transcribirse con palabras que puedan resultar educadas. Es una manipuladora política de eficiencia brutal, completamente interesada en el poder personal y de su círculo y poco interesada por el estado de un pueblo que cada vez está mas hundido en la pobreza y la desesperación. Solo alimenta maniobras políticas que le den mas poder o una base de votos mas amplia y se enfrenta con grupos que debería apoyar en lugar de boicotear. Ni ella ni su marido - el ex-presidente - deberían estar en el poder ni siquiera de un pueblo de 10 habitantes.

JDV: ¿Crees que algún día Argentina recuperará la "limpieza política" o la corrupción es un bache ya insalvable?

PT: Lo veo complicado. La corrupción argentina es algo que se encuentra en la misma gente. La gente de calle es corrupta, si pueden sacar algo de gratis, lo harán, si pueden robar, lo harán. La propiedad pública se considera que en lugar de ser "de todos" es que no es "de nadie" así que la gente se dedica a romper o robar las cosas de parques o edificios públicos. El ambiente laboral esta constantemente afectado por "puñaladas", traiciones y zancadillas. Mientras esa mentalidad colectiva que tiene la gente no cambie, es difícil que cambie la mentalidad de los gobernantes. Después de todo, cada pueblo tiene el gobierno que se merece.

JDV: ¿Cómo era el gobierno de tu provincia? ¿Qué diferencias notaste respecto a Buenos Aires?

PT: El gobierno de San Luis es uno de los más corruptos de Argentina -y me atrevería a decir del mundo-. La misma familia -la familia Sáa- lleva ostentando el poder en esa provincia por mas de 130 años y han moldeado el gobierno y sus organismos a su antojo. Todos los medios de difusión de la provincia les pertenecen y poco queda de libertad de expresión en la provincia. Cambian los puestos de los ministerios según su estado de ánimo y mantienen contento al pueblo a base de espectáculos y puestos de trabajo basura. Buenos Aires es mucho mas competitivo, aunque el peronísmo viene pisando fuerte allí, una mala legislatura y el poder se decanta por otro partido.

JDV: ¿Cómo es el sentir general del pueblo argentino respecto a su casta política?

PT: Una mezcla de odio, asco y envidia. La gente sabe que los políticos son corruptos, pero los siguen votando ciegamente, porque existe la filosofía de que un político que lleve un tiempo en el poder ya no tiene tanta necesidad de llenarse los bolsillos como uno que acaba de llegar.

JDV: Respecto a la crisis, ¿cómo está afectando en Argentina?

PT: De forma bastante profunda, la gente esta con el dinero contado a cuentagotas, se compra carne solo en ocasiones especiales ya que es muy cara. Salir de fiesta es algo que se reserva a ocasiones especiales porque una noche tranquila puede costarte lo que necesitarías para comer durante una semana. El desempleo es lo común, la delincuencia se está disparando a niveles absurdos, al punto de gente que es asesinada para robarles un par de zapatillas.

JDV: ¿Cuál es tu político argentino preferido?

PT: En Argentina particularmente me gustaban dos políticos, Lilita Carrió, que fue la competidora de la actual presidenta en las últimas elecciones, por ser alguien bastante honesta - para los estándares de un político argentino - y Lopez Murphy, un político con poca aceptación pública pero que tiene ideas muy claras de como sacar Argentina del pozo económico en el que se encuentra.

JDV: ¿Volverías a Argentina si tuvieras asegurado un trabajo mejor que el actual?

PT: Ni de broma. No solo está el tema del dinero, la inseguridad argentina, la agresividad del pueblo al encontrarse tan desesperado como está actualmente, son condiciones que no quiero volver a experimentar mientras pueda.

domingo, 29 de noviembre de 2009

El PP de Valencia aumenta su ventaja en las autonómicas





Según una encuesta de Metroscopia, y pese a los casos de corrupción de Gürtel, el PP valenciano no sólo mantendría el poder en Valencia sino que aumentaría su distancia con el PSOE con 7 escaños más.







José D. Valero.


Después de 14 años al frente del ejecutivo valenciano, el Partido Popular volvería a vencer según una encuesta de Metroscopia si se celebran hoy las elecciones autonómicas, pese al deterioro de la imagen del partido tras los sonados casos de corrupción política en torno a Francisco Camps y otros dirigentes del partido.



Esta victoria sería debida, en primer lugar, al mantenimiento de la intención de voto del PP respecto a las elecciones autonómicas de 2007 (un 53,3%) y, en segundo lugar, a un repunte a la baja de la intención de voto del PSOE, que pasarían de un 35% a un 32,2%. Con estos resultados el PP valenciano volvería a gobernar las Cortes Valencianas con una representación de 61 escaños (7 más que en 2007) y los socialistas pasarían de 38 a 36 escaños.


Con lo que respecta a los partidos minoritarios, Esquerra Unida aumentaría su intención de voto hasta el 5,3% (respecto al 5% de 2007) y el Bloc Nacionalista Valencià quedaría fuera del parlamento valenciano con un 4%.


La intención de voto respecto a las elecciones generales refleja que el PP en Valencia aumentaría su ventaja del 51,6% al 55,6%, debido principalmente a la pérdida de confianza por los efectos de la crisis y la mala imagen del Gobierno. El PSOE también perdería en las autonómicas, que pasan del 41% a un 35,4%, y Esquerra y el Bloc no obtendrían representación.


Otros datos relevantes de la encuesta revelan que tan sólo el 20% de los encuestados conocen al secretario general del PSPV-PSOE, Jorge Alarte; y un 44% declara que el PP es el partido más capaz a la hora de responder a los intereses de los valencianos (con un 12% de votantes socialistas que secundan esta opinión)


La única muestra negativa hacia el Partido Popular es con relación a la imagen del presidente del Consell, Francisco Camps, que bajaría su valoración de un 5,8 a un 5, y de su gobierno, aunque sólo perdería aquí medio punto (un 5,1), con respecto a los sondeos realizados en 2008.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Una exposición decadente para una profesión decadente



La esperada conferencia “¿Han muerto los periódicos? ¡Viva el periodismo!” realizada en la Universidad Carlos III el 3 de noviembre se convierte en una especie de “quiero y no puedo” por parte de los organizadores.



José D. Valero Cabrejas





La comunicación, y más concretamente la comunicación pública, es uno de los pilares sobre los que se sustenta no sólo la publicidad de los partidos políticos, sino también una población informada que sostiene el juego democrático. Puede decirse que, en parte, el periodismo es una de las bases de la pervivencia de la propia democracia, y su crisis (por lo menos en el plano impreso) es un nuevo reto con el que han de lidiar los países desarrollados.

Si bien la publicidad de la conferencia presagiaba un acto de alta calidad, en donde se ahondaría en temas políticos y de comunicación de gran calado, la realidad ha sido bastante distinta. La conferencia, organizada en Getafe por la delegación Paseet (Periodismo y análisis social: evolución, efectos y tendencias) de la Universidad Carlos III de Madrid, empezó con buenas perspectivas pero fue descendiendo en intensidad, e incluso hubo tramos en los que se parecía más a un espectáculo cutre que a un foro de debate y conocimiento entre los asistentes y los ponentes.

Aunque en el comienzo se expusieron ideas interesantes sobre la disciplina periodística no dejaron de ser un espejismo de lo que iba a ser la tónica general de las mesas del resto del día. La primera en hablar fue Mª Pilar Diezhandino, eminencia dentro de la teoría de la comunicación mediática, de la que se puede destacar una idea fundamental que se repitió durante toda la conferencia: “el periodismo es la reserva de calidad en la información, como orden al desorden de la Red.

Continuó la introducción Pilar Carrera, directora de estas jornadas, que, sin embargo, no aportó nada nuevo, sino algo que conoce desde hace tiempo: “el periodismo no se puede abordar sin tener en cuenta al resto de actores que rodean la actividad informativa: el periodismo como servicio público frente al periodismo como empresa”, y continuó con el cliché de “el periodismo es el baluarte de la democracia”.

Tras la intervención de Pilar Carrera, la introducción la cerró Gumersindo Lafuente, que aunque habló profusamente del cierre de su empresa, Soitu.es, aportó alguna interesante para el debate entre los asistentes. En los últimos años hay una búsqueda de acomodo en el periodismo, que conlleva a una pérdida de creatividad en la profesión”, “se está experimentando en el periodismo un proceso creciente de desintermediación” o la Red no es el enemigo, sino el futuro del periodismo; el periódico clásico se está extinguiendo” fueron algunas de sus afirmaciones, claras y contundentes, que salvaron el inicio de la conferencia.

La primera mesa, compuesta por Mario Tascón (editor de Dixi Media), Adrián Segovia (Prisacom) y Rosalía Lloret (Directora de medios interactivos de RTVE), esta se caracterizó más por ser una clase magistral entre profesores y alumnos, en donde el ponente “vomitaba” contenidos y los asistentes los “tragaban”, que algo novedoso para el debate interno del periodismo. Esta parte de la conferencia se centró en el análisis de la publicidad y los mecanismos de control de audiencias sobre los grandes medios españoles, aunque limitarse a leer tres presentaciones desde luego no ayudó mucho a los asistentes a hacerse una idea clara de ambos conceptos. Lo único que se puede destacar de esta mesa surgió en la ronda de preguntas, donde se le prestó importancia a los efectos de Google sobre el periodismo y las nuevas formas de publicidad en los grandes medios de información españoles, fundamentalmente la publicidad invasiva.

Tras el descanso dio comienzo la segunda mesa, que fue sin duda la más despreciable de toda la conferencia, donde los ponentes Carlos Chaguaceda (Coca-Cola), Rosa Menéndez (Telefónica) y Rodrigo Pineda (BBVA) se limitaron a realizar una propaganda cutre de sus propias empresas, sin tener en cuenta en absoluto la intención última de las conferencias. Además, el grado de desprecio de los ponentes, y sobretodo Rosa Menéndez, con respecto a algunas preguntas incómodas de los asistentes, no dejaron de constatar la pésima calidad en la selección de los ponentes.

La comida sirvió como aliento a lo que hasta ahora habían sido unas jornadas insípidas e insustanciales para los asistentes, pero tras esta poco cambiaron las cosas. La tercera mesa estaba compuesta por Luis Arroyo (Presidente de Asesores de Comunicación Pública), Alberto de las Fuentes (Dircom de la ONG Plan) y Daniel Ureña (Director de Mas Consulting Group) y se trató el tema de la comunicación institucional. Al igual que en el resto del día, poco se puede destacar positivamente de estas intervenciones. Mismas formas, más presentaciones y mismos objetivos, es decir, explicar poco o nada el objeto de la mesa o hacer propaganda de la empresa. Lo único destacable fueron las siguientes afirmaciones lanzadas por Luis Arroyo: “Internet es una puerta abierta a la manipulación sin dejar rastro” o “los partidos tienen miedo de la interactividad con las bases sociales: no hay una cultura política de ‘escuchar al público’”. Como en las anteriores, la sensación entre los asistentes fue de que “podía haber sido algo más”, sobretodo con un tema tan presto a debate como es el de la comunicación institucional.

Por último, la última mesa de las jornadas, presidida por los ponentes Fernando Encinar (Idealista.com), César Calderón (Lasideas.es) y Ángel María Herrera (Bubok.com), se abordó, parcialmente claro está, el tema de las iniciativas digitales. Si bien se realizó en poco tiempo, esta última mesa fue más prolífica que las anteriores, y los ponentes lanzaron afirmaciones muy interesantes. La tendencia general de esta mesa era la de ensalzar Internet como la nueva puerta para el periodismo, como gran almacén de contenidos y de posibilidades para la creación de un nuevo mercado de trabajo. Lo más significativo fue el ultrarrealismo de los ponentes, que se alejaron de las típicas afirmaciones idealistas respecto al periodismo, afirmando A. Herrera que “era necesario pensar de forma diferente y en la pasta para triunfar”, o C. Calderón con “este es un tiempo perfecto para gente con agallas. Internet abre la puerta para crear nuevos ciudadanos”. Las jornadas con terminaron así con una frase agridulce de A. Herrera, afirmando que “es en los medios tradicionales donde hay dinero, pero es en los digitales donde hay futuro”.

En resumen, podemos decir que las jornadas fueron pobres, limitadas en contenidos y con personalidades que, si bien tenían renombre, no sabían expresar las cuestiones sobre las que habían venido a hablar. Además, si le unimos la falta de respeto a los asistentes, con la repetida frase de “esto está tan lleno por el crédito de humanidades” de los ponentes, no tiembla el pulso al afirmar que las jornadas fueron una pérdida de tiempo que bien se podía haber invertido en cosas mucho más interesantes y constructivas. Lo único que quedó tras está conferencia es un vacío y un desaliento importante entre los asistentes.






miércoles, 11 de noviembre de 2009

20 años sin bloques


Este año 2009 se conmemora el 20 aniversario de la caída del Muro de Berlín, símbolo palpable de la tensión de bloques entre EEUU y la URSS. Sabemos que el 9 de noviembre de 1989 fue el día de su derrumbe pero ¿sabemos el por qué de su construcción?


José D. Valero - Madrid.


El denominado “Muro de Protección Antifascista” fue creado por la antaño existente República Democrática Alemana (RDA) el 13 de Agosto de 1961. Este muro se extendía por 45 kilómetros que dividían a Berlín en dos y 115 kilómetros que separaban a la parte occidental de la ciudad del territorio de la RDA.

Los antecedentes a su construcción se encuentran en la posguerra de la II Guerra Mundial. Tras la rendición de la Alemania Nazi y la victoria del bando aliado (EEUU, Francia, Gran Bretaña y la URSS) se firmó en la Conferencia de Postdam (agosto de 1945) la división de Alemania en cuatro zonas de ocupación militar, cada una ocupada por una de las naciones aliadas.


Las tres zonas occidentales de Francia, Gran Bretaña y EEUU se convirtieron, en 1949, en la República Federal Alemana (RFA), debido a su cercanía en la forma de gobernar entre zonas y, por supuesto, un sistema de economía de mercado. La zona del Este, ocupada por la URSS, no se incluyó dentro de esta unión debido a que tanto su política como su economía estaban dirigidas.

Con la intensificación de la Guerra Fría, es decir, la tensión política, militar y económica entre el mundo capitalista y el mundo socialista, se inició una guerra diplomática y una amenaza militar permanente entre la RFA y la zona del Este, que provocó el refuerzo de las fronteras y un incremento de la presencia policial y militar en ambos lados.

El establecimiento de la RDA supuso un incremento casi descontrolado de la emigración en dirección a la RFA. Entre 1949 y 1961, unos 3 millones de personas abandonaron la RDA, pero pese a ello, permanecía abierta la frontera entre ambos lados. A medida que se fue haciendo cada vez más incontrolable el tráfico de personas y dinero entre zonas, aprovechándose muchos de las condiciones y precios de la Alemania del Este (eran denominados como Grenzgänger), la policía de Berlín Oriental controlaba las calles y transportes que llevaban a la parte Oeste.




Bajo este marco político-social, el Partido Socialista Unificado de Alemania de la RDA planeó, en secreto, la construcción de un muro que separara ambos lados y supusiera un freno a la evasión de los trabajadores que componían la RDA.

El Consejo de Ministros de la RDA decidió el 12 de agosto emplear a las fuerzas armadas para ocupar la frontera de Berlín Oeste, y entre la noche del 12 al 13 de agosto de 1961, sin previo aviso, se construyó el muro entero, simplemente quedando sin construir una pequeña parte fuertemente vigilada por la policía socialista. También se empezaron a sellar los accesos a Berlín Oeste con soldados del Ejército Nacional Popular.

El gobierno de la RDA alegó que era un «muro de protección antifascista» cuyo objetivo era evitar las agresiones occidentales, argumentando que la construcción del muro era consecuencia obligada de la política de Alemania Federal y sus socios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Sólo el alcalde Willy Brandt, del Berlín Occidental, protestó enérgicamente respecto a la construcción del Muro, aunque finalmente no pudo hacer nada contra el amurallamiento de Berlín Occidental y la división definitiva de la ciudad.

Tras la construcción, Berlín permaneció separado en dos por el “Muro de la vergüenza” durante los 28 años siguientes. La caída de este muro fue el primer síntoma claro de la descomposición de la URSS y la supresión posterior de los bloques. Sin embargo, en el intento por escapar de la RDA, 192 personas murieron por disparos al intentar cruzar el muro y otras 200 resultaron gravemente heridas. El caso más conocido fue el intento fallido de Peter Fechter y su compañero Helmut Kulbeik, donde Fechter fue tiroteado y se le dejó morir desangrado a la vista de los medios occidentales y de su compañero el 17 de agosto de 1962.

Ahora sólo nos caben en la cabeza varias preguntas: ¿vale más una idea o la vida de una persona?, ¿la caída del Muro de Berlín ha mejorado el mundo?, ¿qué valen más: las garantías sociales o la libertad? 20 años tras la caída del Muro todavía no sabemos responder claramente a ninguna de estas preguntas…

miércoles, 28 de octubre de 2009

La España 'corrupta'

España está experimentando recientemente una serie de escándalos de corrupción que evidencian la debilidad democrática a la hora de controlarlos. 


José D. Valero, Madrid.



La mancha de la corrupción se extiende ya no sólo a las comunidades afectadas del caso Gürtel, sino también a Baleares –con el asunto Munar- y Cataluña -con los recientes escándalos sacados del Palau de la Música y Santa Coloma de Gramanet-. Y estos son los recientes, porque mejor no hablemos de los que ya están anquilosados históricamente, como el caciquismo gallego y andaluz, que todavía hoy son una lacra; o el caso de Fabra en Castellón, que casi se podría decir que tiene una suerte de "inmunidad diplomática" porque nadie le puede hacer nada pese a que se conocen de sobra sus corruptelas -¡y encima le toca la lotería!-.


Si ya de por sí la corrupción es un problema además nos paramos a mirar los sondeos electorales, el panorama político español es más aterrador. Recientemente se ha realizado para El País una encuesta de Metroscopia en donde se refleja que el Partido Popular (el partido más afectado por los recientes casos de corrupción) no solo no ganaría las elecciones generales si se celebraran en este momento, sino que ampliaría la mayoría absoluta en el parlamento valenciano, pasando de 54 a 61 escaños. La verdad es que dan de pensar estos datos y es difícil determinar si el problema en España es  todavía una falta de cultura democrática o es que los votantes tienen una miopía política que les impide diferenciar entre “polis y cacos”, porque en todo país democrático que se precie un escándalo de estas magnitudes tendría algún tipo de coste político –por lo menos en las elecciones autonómicas-. De hecho, España tuvo una serie de casos de corrupción bastante sonados ligados al PSOE de Felipe González –como el caso Roldán o los relacionados con los Fondos Reservados- y la población respondió con contundencia en las siguientes legislativas, haciéndole perder después de 14 años gobernando (los tres primeros gobiernos con mayoría absoluta).



Pero, seamos justos con el votante popular valenciano... o mejor dicho más injustos: no todos los populares de Valencia tienen esa miopía política a la que me refería antes. Sin embargo, de esto se deduce que hay gente que conscientemente permite que la estafa y el robo permanezca en panorama político español. Así no es difícil darle credibilidad a la típica afirmación de la izquierda española de “es que la derecha va a votar a piñón”, porque, la verdad, después de este tipo de escándalos, dudo mucho que el votante de izquierdas español estándar se animara a levantarse de la cama un domingo para ir a votar a su partido.


Por tanto, aquí el problema ya no sólo se limita a los casos de corrupción de los partidos políticos españoles –de todos los partidos políticos españoles-. Si no existe una capacidad crítica en la masa de los votantes para penalizar este tipo de comportamientos esta situación va a persistir en el tiempo y hará un flaco favor a la “higiene de la democracia”. Si seguimos dejándonos llevar por la palabra del líder de cada uno de nuestros respectivos partidos, nos estaremos convirtiendo en seres conformistas, en “una oveja más del rebaño”. La generalización de estas actitudes es, posiblemente, lo más cercano que hay en democracia a una dictadura: “nosotros escuchamos al líder, nosotros acatamos”. Aunque siempre cabe la esperanza que el votante sea capaz de hacer autocrítica y probar “cosas nuevas” a la hora de votar.





jueves, 22 de octubre de 2009

Democracia: ¿Hemos avanzado?

Todavía hoy consideramos el mejor sistema posible para organizar una sociedad la democracia pero ¿realmente podemos decir que haya cambiado mucho desde entonces?



José D. Valero - Madrid



Hace ya más de 2000 años asistimos en Grecia al nacimiento de la democracia. En esta el ciudadano era capaz de elegir el destino de su ciudad (polis) directamente mediante su voto en las asambleas, es decir, sin representantes, sin intermediarios políticos. El futuro del gobierno dependía directamente de los ciudadanos, por lo que aquellos grupos políticos que, más o menos, dirigían el proceso asambleario estaban en continuo examen por el pueblo: a una mala gestión, un castigo ejemplar. Eso sí, el problema de esta “democracia” era que el voto se reducía a una pequeña porción de población. No todos eran ciudadanos: mujeres y esclavos no tenían el derecho a votar por su propia condición de mujer o esclavo.

Dando un salto en el tiempo, pasando de largo los sistemas autoritarios monárquicos y el feudalismo (que al fin y al cabo era un forma de autoritarismo pero dividida en varias personas), la llegada de las ideas liberales en el siglo XVIII y XIX rompen con el denominado "derecho divino del monarca" (el poder por el poder de los gobernantes, otorgado por Dios) y se vuelve a una especie de "democracia primigenia" dando paso a formas democráticas limitadas. Primero, a un sufragio censitario, en donde el voto reside en una población cualificada por las posesiones materiales, es decir, los ricos eran los que votaban; y, más tarde, gracias a la presión ejercida por lucha social de finales del siglo XIX y entrado el siglo XX, se llega a un sufragio universal, en donde todos votan (aunque bien es cierto que el derecho de voto de la mujer llegará más tarde).

Es en este preciso momento cuando surge la verdadera “trampa” del sistema liberal. Como muy bien afirman los sectores más críticos pro-demócratas, al extenderse el sufragio universal es cierto que aumenta la masa de votantes, pero también se transforma al voto en una suerte de "papeleta sin valor" debido fundamentalmente a que el votante ya no vota ni de forma directa ni eligiendo de forma concreta a sus representantes locales (o a un determinado programa), sino que vota a la generalidad de un partido, dando de esta forma una total independencia al gobernante en sus actuaciones y liberándole de toda carga de responsabilidad del incumplimiento de determinados programas. Además de todo esto, hemos de añadir otra “trampa”: no cabe sanción posible al gobernante por este incumplimiento, a menos que se ejerza desde las cámaras a través de mecanismos muy restringidos y complejos (por ejemplo: moción de censura), blindando así la permanencia del gobernante en el poder hasta el final de su periodo gubernamental, que es cuando se puede “castigar” su actuación.


Por otra parte, la preponderancia de los partidos políticos por encima de los propios representantes de cada circunscripción en la escena política y sobre el resto de organizaciones políticas provoca una progresiva "oligopolización política", es decir, la concentración del poder en pocas manos y por aquellos que favorezcan la perpetuidad del sistema partidista (fundamentalmente, el poder económico y el poder mediático).


Aquí ya empieza a estar la cosa menos clara a la hora de decir si realmente lo que vivimos es una “democracia”. Demos un pequeño salto en el tiempo y comparemos la democracia participativa griega con las actuales democracias: es cierto que el voto estaba vetado para muchos, pero tampoco ha cambiado mucho la situación.

Las condiciones de vida de un esclavo (o una mujer) en Grecia previsiblemente eran más duras que las de un trabajador de hoy en día, sin embargo la situación política de ambos es bastante similar. Hoy en día, desde un punto de vista económico-marxista, el trabajador es “esclavo” de su trabajo, ya que si no consigue su salario no podrá cubrir sus necesidades vitales y accesorias (por cierto, muchas creadas por la propia dinámica del consumo capitalista). Por otro lado, desde un punto de vista político, como sugiere H. Arendt el trabajador/votante es, igualmente, como un esclavo, ya que, aunque él sí puede participar, él no participará nunca directamente en las decisiones que afecten al futuro de su Estado o nación. 
 Su voto, por tanto, vale lo mismo que la carencia de participación del esclavo: nada.



El sistema democrático griego, salvando sus carencias (que evidentemente serían salvadas con el paso de la historia) era infinitamente mejor que el actual sistema democrático, fundamentalmente en el hecho de que la separación entre Gobierno y ciudadano no existía, es decir, “el ciudadano era el Gobierno”. Además, el propio sistema transformaba la actitud de los ciudadanos, haciéndoles más participativos en los temas públicos, y no como ahora, que nuestra sociedad se caracteriza por la apatía política, sobretodo cuanto menor edad tenga el votante.


Es cierto que tratar de llevar a cabo un sistema como el griego hoy en día es prácticamente imposible, ya que el tamaño de la masa votante hace impracticable que se decidan cuestiones de gobierno por separado, tanto por imposibilidad de hallar un espacio donde poder establecer la asamblea como el propio límite del tiempo, ya que las votaciones durarían demasiado. Eso sí, cabe una posibilidad: ¿qué sucedería si redujéramos el tamaño de los órganos de gobierno, es decir, dividirnos en secciones de votantes más pequeñas?, ¿sería tan complicado llegar a la democracia participativa original de Grecia? Quizás muchos problemas actuales de eficacia y eficiencia gubernamental podrían solventarse con esta propuesta.